miércoles, 18 de junio de 2008

Texto apartir de un personaje





Desde mi ventana
Karla Morales C.


Son las cinco de la tarde y como de costumbre me asomo a la ventana para ver la llegada de la inocencia en pleno, de la ternura echa carne, del miedo infantil.
Llega del colegio la pequeña Clara, su padre con cariño la sale a recibir. La pierdo de vista cuando entra a su casa; ya en su pieza, la veo a través de sus cortinas rosas; aquí se siente algo segura, aunque no sepa que yo le robo su intimidad. Puede llamarse morbo, pero yo la sigo observando como cada día desde que supe de su existencia. Se saca el uniforme, y comienza a contarme su historia cotidiana, su cruel realidad, que es poco conocida y muy bien guardada por esos labios marchitos que sólo saben contar hasta diez.
La similitud entre su nombre y su piel son innegables, pero ahora unas flores lilas se dibujan en su cuerpo desnudo, estás flores se las impregna su padre cada día cuando demuestra su extraño amor.
Sigo observándola, no me puedo detener, trato de ocultar el miedo e intento olvidar, pero lo habitual en mí es que siga mirando y hoy no es la excepción. Clarita se prepara para la rutina, su padre entra y comienza a acariciarla, le enseña lo que algunos llaman hacer el amor; no se sí alguna lágrima rodará por su piel lozana. No puedo observar más y cierro la ventana, aunque he tratado nunca llego más allá; borro por hoy aquella realidad y me hago testigo, cómplice y culpable de un crimen que no cometí.

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