miércoles, 18 de junio de 2008

Texto de un tema:



El juego
Karla Morales C.


Yo estaba escondido, nadie podía descubrirme, el armario era mi lugar favorito para esperar ser encontrado, aunque a muchos les daba miedo su gran oscuridad, y la humedad que se sentía causaba algo de aprensión.
Ella corría por la casa, angelito yo le llamaba, cuando jugábamos ella contaba los números con una ternura especial; uno, diez, cinco, cien, se escuchaba despacito, y por la rendija que quedaba yo miraba sus piececitos buscándome. Ella, mi angelito, tenía solo siete años, y yo, creyéndome el más grande, contaba solo con dos años más; el juego ya se nos había hecho rutinario, un día contaba y corría ella y al otro día lo hacía yo, aunque últimamente la parte de contar no me gustaba mucho, debía un buen jugador.
Ese día fue distinto a todos los demás, hoy era su turno, mientras yo esperaba en el armario. Su vocecita de princesa gritaba mi nombre, alcancé a escuchar el uno y el diez, y luego la voz de angelito se ahogó entre llantos, el juego se hizo más corto que de costumbre, luego de un tiempo, que no sé cuanto fue, la volví a escuchar, abrí los ojos y vi los pasos, no era mi princesa, no era mi hermana; el juego continuaba como siempre, los pasos de papá salían de la habitación, luego salí del armario y fui donde ella, la miré y me preguntó cuándo se terminaría ese juego, entre sollozos y una sonrisa de resignación dijo, mañana es tu turno, yo no se contar, mañana te toca ti.
La miré y comprendí que el juego debía terminar, llamé a papá y le dije que no queríamos seguir en lo mismo, él me miró y grabó su anillo en mi frente con un golpe, angelito gritaba sin parar; media desnuda se paró he intento correr donde mamá. Papá la detuvo, la tomó en sus brazos y llorando le pidió perdón; cuando reaccione del golpe y abrí los ojos sentí que todo había terminado, angelito no lloraba más, papá seguía repitiendo perdón. Creo que angelito finalmente lo perdonó, ya que en las manos de papá, angelito por fin fue un ángel, mientras yo debí seguir jugando junto a él.

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